Más de 20 mil personas colmaron el
estadio Elías Aguirre, donde en su homilía, el obispo de Chiclayo Robert Prevost,
fue directo y contundente no solo sobre la importancia de la fiesta del Corpus
Christi, sino que a nombre de la Iglesia expresó su rechazo al feminicidio, el
maltrato a las personas indefensas y la profunda crisis que vive el pueblo de
Venezuela.
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Más de 20 mil personas colmaron el estadio Elías Aguirre. |
El líder religioso fue enfático al lamentar
el fallecimiento de la joven Eyvi Agréda, quien murió varias semanas después de
haber sido quemada viva por un desquiciado sujeto en un distrito de Lima.
“Nos unimos y solidarizamos con todas las
mujeres. Como cristianos responsables siempre debemos rechazar el abuso de la
mujer, el feminicidio y toda forma de abuso contra las personas indefensas”,
enfatizó.
En otro momento de la homilía, envió un
mensaje de solidaridad al pueblo de Venezuela que está sufriendo de hambre e
injusticias. “No podemos celebrar la eucaristía si hay personas que tienen
hambre y sed”, dijo tras solicitar a los asistentes ser más generosos en la
colecta, porque en esta oportunidad el dinero recaudado será destinado a los
venezolanos que más sufren en el régimen político de ese país.
Numerosos grupos católicos
llegados de diferentes partes de la región dieron un marco especial al mensaje
del obispo, quien explicó por qué este año se tomó la decisión de celebrar
todas las incidencias del Corpus Christi dentro de las instalaciones del
recinto deportivo y no en las calles, a diferencia de otras oportunidades.
Monseñor Prevost contó que algunos
sectores del catolicismo, en la previa, se preguntaron si la medida tendría que
ver con Paolo Guerrero o con la Selección Peruana. El religioso aseguró que los
cambios en el desarrollo de la ceremonia no tienen nada que ver con el
deportista o con el seleccionado patrio.
“Aunque estando aquí en el estadio
sería bueno que todos los peruanos y chiclayanos aprovechemos para unirnos así
como lo hemos hecho para alentar a la selección que nos llevó al mundial. El
deporte también nos puede ayudar a acercarnos al Señor cuando se hace con los
valores humanos y cristianos. Todo debería marchar como un buen equipo donde no
debe haber egoísmo, sino la búsqueda de un mismo objetivo”, sostuvo el obispo.
Este año la fiesta del Corpus
Christi duró más de tres horas y se caracterizó por la austeridad. No hubo las
alfombras de flores ni los toldos acostumbrados, porque el Obispo de Chiclayo
quiere que los católicos no se distraigan en cosas materiales o en gastos innecesarios,
sino que vivan el verdadero sentido de la presencia de Cristo en sus vidas
cotidianas.
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