Colecciones de huesos y cerámicos que se
encontraban en almacenes también se perdieron
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Foto cortesía Wilfredo Sandoval. |
Toda la cobertura del sitio y material inflamable
derretido cayó sobre el mural más antiguo de América, provocando daños que
esperan puedan remediarse. Igualmente las colecciones de huesos y cerámicos que
se habían recuperado de los cerros colindantes se perdieron con el fuego, que
se habría producido por la quema de campos de caña de azúcar que se extendió
hasta el cerco del complejo con más de 4,500 años de antigüedad.
El incendio se inició al promediar las 2:15 de la
tarde cuando la quema de campos de caña de la empresa Pomalca se habría
extendido hasta el cerco del complejo arqueológico, afectando de inmediato toda
la estructura que cubría el lugar, cuyos murales se habían puesto en valor con
mucho esfuerzo.
Junto al techo, el material plástico derretido cayó
sobre este importante vestigio, en momentos que incluso se dice había turistas,
quienes tuvieron que salir corriendo para ponerse a buen recaudo. El cerco
colindante de los almacenes también se afectó, dañando las colecciones de
huesos de 60 individuos y cerámicos de Collud y Ventarrón, que habían
recuperado en las excavaciones de los cerros colindantes.
El director del complejo Ventarrón, Ignacio Alva
Meneses, en sus primeras declaraciones sostuvo que se trataría de una
negligencia de la empresa Pomalca al quemar los cercos que no le pertenecen.
Lamentó que todas las coberturas desaparecieran y el
plástico derretido cayera sobre este impresionante vestigio, pero espera que
tal vez algún conservador pueda presentar una propuesta para tratar de salvar
lo que ha quedado.
Calificó este siniestro como una destrucción nefasta y
lamentable, en pocas horas, de uno de los sitios más importantes de nuestra
identidad y el origen de la cultura norperuana.
Los moradores del lugar, preocupados porque el fuego
no se extienda también a las viviendas cercanas, llevaron baldes de agua para
apagar por completo las zonas que aún permanecían humeantes.
El doctor Walter Alva, quien se encuentra en la
capital, se mostró devastado por la noticia y lamentó que este complejo
arqueológico, a pesar de su importancia, haya permanecido abandonado y olvidado
por las autoridades competentes.
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